Comentario
Entre Zoser y Snefru las mastabas de los príncipes de la corte faraónica no estuvieron sometidas a las normas de sobriedad y uniformidad impuestas por Keops en los cementerios de Giza, Y así encontramos en ellas varios tipos, entre los que predomina, en primer lugar, la mastaba que lleva en el interior de la superestructura una larga capilla-corredor. Un buen ejemplo de este tipo lo tenemos en la tumba de Hesiré, contemporáneo de Zoser, en Sakkara. Los nichos de la pared occidental del corredor estaban cubiertos por los relieves de madera a que ya hemos aludido. El dueño de la tumba aparece en ellos con distintas pelucas y en varias actitudes, de pie o sentado ante la mesa de ofrendas.
Un tipo de mastaba muy común a comienzos de la IV Dinastía tiene la capilla de culto de planta cruciforme más o menos nítida. En sus capillas respectivas, la doble mastaba de Nefermaat y Atet -marido y mujer, padres de Hemiun, el visir de Keops- despliega una serie de pinturas con escenas de la vida familiar, entre las que descuella la de los hijos del matrimonio en compañía de monos domesticados, y también escenas campestres, de labranza y de pesca. A una de estas últimas pertenecen las célebres ocas de Meidum, hoy tan admiradas por los visitantes del Museo de El Cairo.
Según antes decíamos, todo este risueño panorama se eclipsa en tiempos de Keops; pero los grandes artistas siguieron encontrando ocupación al servicio del rey, de modo que cuando la disciplina se relaja, a fines de la IV Dinastía, la tradición se restablece sin dificultad en los templos y en las grandes mastabas de la época siguiente.